
El presidente electo propuso a la gobernadora de
Carolina del Sur, Nikki Haley, una mujer muy crítica con él, hija de
inmigrantes indios, para ocupar la plaza de embajadora permanente ante las
Naciones Unidas, pese a su falta de experiencia en política internacional.
Además,
propuso como secretaria de Educación a Betsy DeVos, una multimillonaria de
Michigan muy activa en ese área. Se trata de los dos primeros nombramientos
femeninos de la era Trump.
Los
cargos anunciados hasta ahora por Trump combinan cal y arena: ha hecho fichajes
de línea dura como los de justicia y seguridad, o muy controvertidos, como el
jefe de estrategia Steve Bannon, al mismo tiempo que ha colocado al ortodoxo
Reince Priebus como jefe de gabinete.
También
ha sondeado a Mitt Romney, candidato presidencial republicano en 2012 y fuerte
opositor a Trump, como posible secretario de Estado. Ben Carson, el cirujano
afroamericano que se presentó a las primarias, y que en seguida pasó a apoyar a
Trump al retirarse, podría ocupar otro puesto. El propio magnate, ahora
presidente electo, ha anunciado que le está considerando para alguna labor.
Nikki
Haley, de 44 años, una estrella emergente de los republicanos, fue una de las
voces que cuestionó con más dureza la campaña del empresario de su propio
partido y este, fiel a su estilo, se revolvió en las redes sociales con un:
“’¡La gente de Carolina del Sur se avergüenza de Nikki Haley!”.
Sin
experiencia en política internacional, Haley ocupará un cargo crucial, híbrido
entre seguridad y diplomacia: se sentará en el puesto de Consejo de Seguridad
de la ONU, donde Estados Unidos tiene poder de veto como miembro permanente y
es el mayor contribuyente, en sustitución de Samantha Power.
Haley
fue la primera mujer en hacerse con la riendas de Carolina del Sur, en 2011, y
es la gobernadora más joven de Estados Unidos. Encarna, junto al senador negro
Tim Scott, un conservadurismo sureño más diverso.
Publicar un comentario