
El
comunicado de la cumbre informal de El Pardo (Madrid) condena “en los términos
más vigorosos, el ataque aéreo con armas químicas del 4 de abril en Jan
Sheijun, en la provincia de Idlib (Siria)”, pero evita atribuir su autoría al
régimen de El Asad y solo dice que “todos los autores identificados deben […]
ser sancionados en el marco de las Naciones Unidas”. Respecto al lanzamiento de
59 misiles Tomahawk contra la base aérea siria de Shayrat por parte de EE UU,
alega que “tenía la intención comprensible de impedir la distribución y el uso
de armas químicas y se centró en ese objetivo”.
En
la comparecencia conjunta de los siete líderes ante los periodistas, en la que
no han admitido preguntas, el presidente francés, François Hollande, ha
reconocido que era “muy importante que hubiera una respuesta al uso de armas
químicas”, justificando la intervención estadounidense, pero ha llamado a
“aprovechar la ocasión” para buscar una solución política a la guerra.
También
el italiano Paolo Gentiloni ha insistido, tras calificar de “motivada” la
represalia de Washington, en pedir que la UE tenga un papel “más fuerte,
incisivo e importante” en la búsqueda de una salida negociada.
La
cumbre de El Pardo ha sido la tercera que celebran los siete países de Europa
meridional, tras las realizadas en Atenas (septiembre de 2016) y Lisboa (enero
2017). Además de Hollande y Gentiloni, han asistido los mandatarios de Grecia,
Alexis Tsipras; Portugal, Antonio Costa; Malta, Joseph Muscat; Chipre, Nicos
Anastasiades; y el español Mariano Rajoy, como anfitrión.
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