
“Lo van a lamentar”, afirmó el embajador
Vassily Nebenzia, para luego augurar que el resultado de la investigación “os
explotará en la cara”.
La
diplomacia brilló por su ausencia en las Naciones Unidas. Nebenzia lamentó que
pasó un mes desde el incidente sin que Londres haya ofrecido información
alguna. También dijo que más se ahonda en los sucedido a Skripal y su hija,
“más preguntas nos surgen”. Y desafiante, recordó que fueron Reino Unido y
Estados Unidos los que desarrollaron el agente neurotóxico Novichok con fines
militares.
“Nosotros no tenemos los derechos de autor pese a que el nombre sea
ruso”, bromeó.
También
se preguntó qué sustancia “psicotrópica” están utilizando las autoridades
británicas para hacer estas acusaciones. “Se están burlando de la gente”,
lamentó, al tiempo que denunció que se estén utilizando los medios para crear
una psicosis colectiva, “repitiendo machaconamente las mismas declaraciones sin
pruebas hasta que se convierten en verdades”. “Rusia no tiene relación alguna
con el envenenamiento. Es una forma de provocación”.
La
embajadora de Reino Unido, Karen Pierce, explicó que la investigación sigue
adelante y transmitieron a Yulia Skripal la solicitud de las autoridades rusas
de entrevistarla. De ahí pasó a decir a su colega que no va a aceptar
“lecciones de moral” de un país que con su conducta se dedica a “socavar las
instituciones internacionales”. “Es como un pirómano que se convierte en
bombero”, valoró, “no tenemos nada que ocultar pero Rusia si tiene algo que
temer”.
El
cruce de acusaciones entre los diplomáticos de Rusia y Reino Unido volvió a
poner en evidencia la ruptura que hay entre las dos potencias con poder de veto
en el Consejo de Seguridad. Estados Unidos utilizó el debate para calificar de
“indignante” que la delegación rusa “plantee teorías de la conspiración” en
este asunto “para echar las culpas a otros”. “Es un esfuerzo absurdo de
ocultación de la realidad”, reprochó la embajadora suplente, Kelley Currie.
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