
Azócar lanza
la advertencia a poco más de un mes de que se cumpla el plazo establecido por
la Constitución venezolana para que Maduro abandone la silla presidencial y el
cargo sea ocupado por alguien que resulte electo en comicios. El papel de las
FARC, según el analista, sería proteger al mandatario chavista de cualquier
acción con la que pretendan removerlo del Palacio de Miraflores.
El
periodista argumentó que grupos disidentes de las FARC estarían asentados en
los estados venezolanos de Zulia, Apure y Amazonas, en donde tendrían guardadas
“sus armas de grueso calibre”, que no entregaron al momento de regresar a la
vida civil tras un acuerdo con el Gobierno del expresidente colombiano Juan
Manuel Santos, firmado en La Habana.
Azócar,
quien cita informes de inteligencia, aseveró que la militancia de las FARC en
territorio de Venezuela es producto del denominado Plan de Defensa de la
Revolución, promovido por el chavismo con el respaldo del régimen cubano frente
a una eventual “invasión” o “intervención militar” que pudiera acometer el
Gobierno de Estados Unidos, acompañado de algunos países de la región.
Agregó
que en este contexto “Cuba sigue siendo la mano que mece la cuna”, país insular
en donde –dijo– se realizarían reuniones entre Nicolás Maduro, cabecillas de
las FARC y también del Ejército de Liberación Nacional (ELN), con
representantes de la dictadura castrista, “y de ahí es que salen todas las
directrices de lo que debe hacerse en Venezuela”.
Además,
Azócar indicó que existen “serias evidencias” de que el “desaparecido” líder de
las FARC, Iván Márquez, se encuentra en Venezuela “protegido por Maduro” y
denunció la posibilidad de que el cabecilla guerrillero haya viajado a La
Habana con el dictador Maduro, en octubre pasado, para reunirse con la cúpula
del castrismo.
“Hay un sector de la FARC que nunca apostó por el proyecto de
pacificación con el Gobierno de Colombia, que es lo que llaman la ‘disidencia
de la FARC’, que se trasladó a Ecuador y otra parte a territorio venezolano”,
explicó. Sostuvo que las FARC no entregó a la ONU la totalidad del armamento
que tenía en su poder, después del acuerdo de paz negociado en La Habana y
refrendado en Cartagena (Colombia) en noviembre de 2016, con el que se puso fin
a una guerra interna de más de 50 años.
“Mucha gente
en Colombia y en el mundo se tragó el cuento de que las FARC habían entregado
todas las armas al acogerse al plan de paz, pero no fue así, las FARC
entregaron solamente las armas inservibles, las armas que prácticamente no
funcionaban, que no servían, las que estaban totalmente obsoletas”, destacó.
Y más
adelante, recalcó: “Pero el armamento sofisticado, el de alto calibre y de
última generación que compró las FARC, gracias al negocio del narcotráfico, son
armas que fueron trasladadas y escondidas en Venezuela”. Azócar anticipó que
las FARC pronto tendrían que cambiar su nombre por el de Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Venezuela (FARV), hecho que atribuyó a que el “territorio
donde está operando esta organización ya no es Colombia, sino Venezuela”.
Aseveró que
en esta “mutación” la presencia del cabecilla Iván Márquez, en jurisdicción
venezolana, juega un papel importante. “No es una casualidad que Márquez se
encuentre en nuestro país”, subrayó. Según el consultor, Rodrigo Granda,
conocido como el “canciller de las FARC”, quien tuvo un rol protagónico en las
negociaciones con el Gobierno colombiano para el regreso del grupo a la vida
civil, en esta ocasión también sería una “pieza clave” en el “nuevo plan” de la
organización guerrillera en la geografía venezolana.
Granda
estuvo en Venezuela para dictar una conferencia en una institución
universitaria de San Juan de los Morros, capital del estado Guárico, gracias a
un permiso por nueve días que le otorgó la justicia colombiana en octubre
pasado. Azócar afirmó que la presencia
del líder guerrillero en ese país tuvo como finalidad expresa participar “en
una reunión del Secretariado de las FARC para planificar su reagrupamiento”.
“Nadie
sabe con exactitud cómo entró Granda a Venezuela. No se sabe si utilizó
pasaporte colombiano, cubano o venezolano. Nadie lo vio haciendo cola frente a
las taquillas del SAIME (Servicio Administrativo de Identificación), en San
Antonio del Táchira. Tampoco lo vieron sellando pasaporte en las oficinas de
Migración Colombia (…) Como Granda fue bautizado el ‘canciller de las FARC’ es
probable que tenga pasaporte diplomático”, dijo.
De acuerdo
con Azócar, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), ente creado a la luz
del proceso de paz para juzgar los delitos cometidos por la guerrilla y otras
funciones, autorizó mediante una resolución la salida de Colombia del líder de
las FARC, ahora convertida en partido político, para que viajara del 17 al 25
de octubre pasado a Venezuela.
Para Azócar
es “curioso” y genera dudas que la JEP dio un permiso de nueve días al exlíder
de las FARC para que participara en un evento donde sólo daría una conferencia
el martes 23 de octubre, y se preguntó: “¿Qué hizo Rodrigo Granda los otros
ocho días que permaneció en Venezuela?”. Puntualizó que “la visita de Rodrigo
Granda no fue para buscar la paz.
Todo lo contrario, fue para alimentar la
guerra. Granda vino a Venezuela a sostener reuniones con altos mandos de las
FARC que viven en este país y a coordinar los detalles de la participación de
la guerrilla colombiana en el Plan de Defensa de la Revolución”.
El comunicador recordó que Granda fue
detenido en Caracas y deportado a su país en diciembre de 2004, en una
operación que se le atribuye a una antigua autoridad de Inteligencia colombiana
llamada D.A.S (Departamento Administrativo de Seguridad). El cabecilla quedó en
libertad en 2007 y luego apareció como uno de los negociadores de las FARC en
los diálogos que antecedieron el acuerdo de paz en Colombia.
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