Caracas - La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y
la Agricultura (FAO) entregó al dictador venezolano Nicolás Maduro en junio de
2013 un diploma por haber cumplido las metas del Reto del Hambre Cero. Seis
años después, la misma FAO reconoce que en Venezuela “la prevalencia de la
subalimentación casi se cuadruplicó”.
De acuerdo con un informe presentado el 15 de julio por
este organismo, la subalimentación en Sudamérica se elevó de 4,6% en 2013 a
5,5% en 2017 por “la desaceleración económica experimentada por varios países,
especialmente la República Bolivariana de Venezuela”.
Tras admitir que el país “ha mostrado un incremento
significativo de la prevalencia de la subalimentación en los últimos años”, la
FAO destaca que en este periodo de recesión “se informó de que la inflación
había alcanzado 10,000.000% (Diez millones) aproximadamente y el crecimiento
real del PIB (Producto Interno Bruto) se deterioró, al pasar del -3,9% en 2014
al -25% estimado en 2018”.
“El nivel de destrucción de la economía venezolana no
tiene precedente en nuestra historia, ni en América Latina. Es por gestión, o
ausencia de ella, que nos ubica con el peor desempeño económico a nivel
global”, señaló el economista Asdrúbal Oliveros, director de la firma
Ecoanalítica, en un foro realizado por el Centro de Estudios Políticos y de
Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).
En declaraciones reseñadas por el diario Tal Cual,
subraya que en cinco años la economía nacional perdió la mitad de su volumen y
ofrece unas estimaciones para finales de 2019 que confirman que continuará la
caída libre: disminución de la producción petrolera hasta los 500 mil barriles
diarios, inflación en 158.769%, bajón del PIB de 35,7% y una tasa de cambio en
el mercado negro de 120.890 bolívares por dólar.
La devaluación de la moneda ha dado pie a una especie de
“dolarización” de facto que ensancha la brecha social.
“La ‘cocirculación’ de bolívares y dólares (y otras
divisas) genera un profundo sistema de exclusión social. El peor de los dos
mundos: hiperinflación en bolívares e incremento de costo de vida en dólares”,
advierte Oliveros, quien enfatiza que la economía venezolana solo podrá
recuperarse si antes se resuelve el conflicto político.
“En cuanto a la
producción nacional de alimentos, en el mejor de los casos estábamos
abasteciendo 20% del consumo, y en 2019 no hay manera de frenar un nuevo año de
caída de la producción. Yo me atrevería a decir que 2019 pudiese ser el más
crítico de los últimos 100 años en Venezuela. Todos los rubros están cayendo”,
ha afirmado Aquiles Hopkins, presidente de la Confederación de Asociaciones de
Productores Agropecuarios de Venezuela (Fedeagro).
“Por tercer año consecutivo los productores de café y
caña de azúcar no pudieron comprar el fertilizante que necesitaban para su
siembra. La caña de azúcar abasteció 18% del consumo, con esta zafra que pasó
sin fertilización por tercer año consecutivo, cuánto va a abastecer de cara al
próximo ciclo”, se pregunta el portavoz de Fedeagro.
Hopkins alerta que “cada día tenemos menos ofertas de
alimentos, cada día el Gobierno nacional tiene menos capacidad de importación”.
Y añadió: “Nosotros tenemos una involución de 50, 60 o 70
años en producción agropecuaria, pero una población que hoy día es 4, 5 o 6
veces mayor. Todo se está haciendo mal”, cuestiona.
Basándose en el informe de la FAO, Susana Raffalli,
experta en Seguridad Alimentaria, calcula que 6,8 millones de venezolanos se
encontraban en “situación de hambre” hasta 2018. “Esto es, 83% de incremento
con respecto al trienio 2015-2017. A esta tasa de incremento, esto puede llegar
a 9 millones de personas en situación de hambre a final de este año”, observa
Raffalli.
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