
Ortega maniobra
para conservar el poder de su familia, sin jugarse el gobierno en elecciones.
Bajo un disfraz
inocente, los sandinistas ya emprendieron una estaría una maniobra
“peligrosísima” en la Asamblea Nacional que activó un proceso de reformas
parciales a la Constitución de la República para incluir cuatro nuevos héroes
nacionales.
Ese, es el pretexto; la intención de fondo es EVITAR en el 2021
unas elecciones que saben que va a perder.
Cuando se trata
de reformas constitucionales, un agujerito se puede convertir en un gran portón
para hacer cualquier cosa. Y como el DÉSPOTA tiene el control del parlamento y
los partido aliados de la dictadura.
Según nuestras
leyes una reforma constitucional
necesita discutirse en dos legislaturas de la Asamblea Nacional y ser aprobada
por dos tercios de los diputados.
La propuesta de
abrir la Constitución para sus reformas se produce solo 18 días antes de que
termine la presente legislatura, de tal forma al concluir esta legislatura el
15 de diciembre, y comenzar la siguiente, el próximo 9 de enero, en dos meses
podrían estar aprobadas las reformas constitucionales que el déspota se proponga con esa gran mayoría que tiene en
el parlamento.
Estamos en
víspera de “una gran sorpresa”. En los próximos días el DÉSPOTA va abrirá sus cartas. “Cambiar
la naturaleza del sistema político de Nicaragua para evitar unas elecciones que
a todas luces las va a perder. ¿Cómo podría hacerlo? Con la complicidad de los
partido aliados en la Asamblea Nacional.
Quieren los
sandinistas hacer una Constituyente y eventualmente crear otra figura. En vez de la Presidencia de la República
nombrar un Primer Ministro, buscando como garantizar la continuidad de la
familia, como si en Nicaragua existiera un Rey, una monarquía dinástica.
Después de la
intempestiva salida del poder del boliviano Evo Morales. Daniel Ortega está
convencido que si da elecciones libres no va a poder ganarlas. Tiene que
construir un proceso electoral en que él pueda controlar eso. Una vez que pasa
lo de Evo (Morales) se da cuenta que el proceso electoral que controla, con el
que puede hacer fraude, le puede dar como resultado un levantamiento popular
que lo saque del poder.
El DÉSPOTA está convencido que si da
elecciones libres no va a poder ganarlas. Tiene que construir un proceso
electoral en que pueda controlar por eso aumento el presupuesto para el 2020,
al Consejo Supremo Electoral.
Lo que sucedió en
Bolivia es un hecho que provoca angustia entre los sandinistas. Ortega ha
prometido a su base dos cosas: uno, que las elecciones serán recién en 2021; y
dos, que en 2021 gana las elecciones de cualquier forma ese es un mensaje, para
los sandinistas gente que ha delinquido bajo las órdenes de Daniel Ortega y
Rosario Murillo.
Él está manteniendo lealtades a base de vender impunidad
permanente. Si alguien es policía represor, un funcionario que robó, un
funcionario que puede ser acusado de crímenes de lesa humanidad, lo que le
interesa es que Ortega se mantenga en el poder más allá del 2021.
En varias
ocasiones Ortega ha manifestado su simpatía por el modelo político cubano,
donde existe un solo partido y los ciudadanos eligen sus autoridades entre los
candidatos que ese partido designa. También habló con insistencia, antes de
volver al poder, de la posibilidad de establecer en Nicaragua un régimen
parlamentario. Lo dijo en su discurso del 24 aniversario de la revolución
sandinista, en 2003, cuando era oposición, y lo volvió a repetir en 2009 cuando
ya estaba en el gobierno.
Recientemente,
con la renuncia de Evo Morales a la presidencia en Bolivia, atacó a la “vía
electoral” como método de escoger gobiernos. “Hemos apostado a la vía
electoral, pero lo de Bolivia es una prueba de fuego para que se pueda sostener
la mínima confianza en la vía electoral, de lo contrario los pueblos se
sentirán con todo el derecho de tomar las armas para buscar el poder por la vía
revolucionaria”, dijo Ortega en la clausura de la reunión extraordinaria del
Consejo Político de la Alianza Bolivariana (ALBA), que sesionó en Managua, el
14 de noviembre pasado.
El déspota no
quiere correr ningún riesgo. Se siente cómodo controlándonos militarmente,
teniendo el control de las calles y carreteras del país, la arbitrariedad en el
ejercicio de una policía que ya perdió toda legitimidad, pero le está
funcionando. Está apostando a mantener el país así, no está pensando en abrir
las válvulas de descompresión y permitir darle personería jurídica a nuevas
agrupaciones. Más bien está negociando, transado con sus partidos
parlamentarios”.
La Asamblea
Nacional de Nicaragua está abriendo un proceso de reformas constitucionales que
pueden derivar en sorpresas.
“Mi miedo es que
la comunidad internacional, hastiada de nosotros, los europeos, la OEA, los
mismos norteamericanos, terminen aceptando aceptando cualquier locurita,
cualquier barbaridad, que la representación legislativa de ese congreso saque,
si es una solución que vaya a darle una salida a este atolladero en que
estamos”, expone Mauricio Díaz.
Vamos camino a
otro baño de sangre. Ortega está apostando a provocar una guerra civil.
Daniel Ortega
tiene varios atajos para mantenerse en el poder sin arriesgarse a perder las
próximas elecciones. “La constituyente puede ser una opción que tenga prevista.
Convocará una (asamblea) constituyente que le extienda el periodo. Ese sería el
más obvio. El segundo, es crear un caos que le permita decir que no hay
condiciones en el país para una elección.
La estrategia del DÉSPOTA es que
la comunidad internacional y la oposición jueguen contra hechos consumados. Yo
ya hice una Constitución, yo ya hice una reforma que me extendió el período,
entonces no están jugando contra algo que va a pasar sino contra algo que ya se
hizo. Es el juego leninista, de dos pasos adelante un paso atrás.
Permitiremos los nicaragüenses éstas
maniobras?.
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